sábado, 5 de septiembre de 2009

Lavado de cara

Los cineastas tardaron un tiempo en tomar conciencia de que no estaban creando algo perecedero, con una vida comercial limitada.

Como dijimos en alguna otra ocasión, a finales de los años treinta se concedía a las películas una estancia más o menos larga en su estreno y quizás un reestreno, y las bobinas volvían al almacén para dormir allí el sueño de los justos. La televisión todavía estaba en pañales y cuando estuvo en condiciones de presentar batalla, casi todos los estudios vieron el nuevo medio como un enemigo, hasta que cayeron en la cuenta de las ganancias que podrían obtenerse al vender sus viejas películas a las diferentes cadenas. Además, todo lo relacionado con el cine, y no sólo las idas y venidas de las estrellas, como en las primeras décadas, ha ido cobrando un interés que ni siquiera los más entregados al medio hubieran soñado hace un siglo.


Pero en muchas ocasiones esas bobinas y los objetos que las hicieron posibles no se encuentran en muy buen estado, a pesar de los cuidados que se tomaron, o no están en condiciones de exhibirse lejos de los archivos donde reposan. Entran en juego, entonces, los restauradores, unos verdaderos magos que casi siempre logran preservar el original y darle una nueva vida.

En este artículo nos cuentan el proceso que se siguió para que se pudieran admirar de nuevo varios de los paneles del storyboard de Lo que el viento se llevó.

En 1985, el Smithsonian los pidió prestados a los archivos Selznick en la Universidad de Texas, en Austin, para una exposición itinerante.

Para garantizar la integridad de los dibujos a lo largo de los siete meses que estarían de nuevo expuestos a la luz del sol y evitar que se deterioraran en el viaje, los restauradores iniciaron un proceso complicado que supuso un minucioso trabajo sobre uno de los paneles en los que se esbozaba “el incendio de Atlanta”.

Hubo que desmontar la docena de acuarelas de su soporte, cuya frágil condición hacía temer su pérdida, y, sin dañar las pinceladas y los apuntes y trazos a lápiz originales, colocarlas de nuevo (en su orden) en un nuevo soporte, y darles el tratamiento adecuado para que conserven durante muchos años más las ideas del equipo de producción de GWTW.


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