miércoles, 22 de abril de 2009

Tiempo para la música

A lo largo de sucesivas entradas en los meses pasados hemos repasado las diferentes canciones ajenas que Max Steiner incluyó en la banda sonora de Lo que el viento se llevó.

Un lector minucioso podría poner la objeción de que algunas de esas piezas fueron escritas después de los hechos que aparecen en las secuencias a las que acompañan; por ejemplo, Katy Bell, el primer motivo para Escarlata, data de 1863, casi dos años después de la fecha en que comienza la película, en abril de 1861.

Sin embargo, no podemos considerar esto un error, pues se trata de música no diegética, es decir, no la interpretan ni la oyen los personajes de la película.

Otra cosa sería que Rhett, en medio del “incendio de Atlanta”, entonara Light My Fire,




aunque esto también sería permisible si se tratara de una propuesta artística voluntaria por parte de los artífices de la película, como sucede, por ejemplo, en Moulin Rouge.



Para una banda sonora “tradicional” el compositor tiene libertad para ambientar la historia o comentar o subrayar la acción con temas que considere oportuno, y, en este caso, Steiner, por orden expresa de Selznick, sacó buen provecho del repertorio musical previo a la guerra y del compuesto durante la contienda y en los años posteriores, sin importarle que en ciertos momentos hubiera un ligero anacronismo.

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