domingo, 31 de agosto de 2008

La opinión de la autora

La aprensión de Margaret Mitchell sobre cómo iba a quedar adaptada a la pantalla su novela comenzó a despejarse el mismo día del estreno en Atlanta, sobre todo porque pudo comprobar que sus conciudadanos quedaban bastante satisfechos, y la aprobación de la gente de Atlanta era fundamental para ella.

Después de todos los tira y afloja para que le dejara controlar algunos aspectos del trasvase de Lo que el viento se llevó del medio escrito al visual, que acabaron por decidirla a no querer tener nada que ver en el proceso, y de las advertencias a Selznick de que la tarea sería imposible y de que se encaminaba hacia el fracaso, el escepticismo de Margaret se fue rebajando poco a poco.

Fue una perfecta anfitriona para los peliculeros que viajaron hasta Atlanta para tomar nota del ambiente y probar a los aspirantes a diversos papeles, se carteó con Sidney Howard para aclarar algunos puntos de la historia, y primero a través de Kay Brown y luego por medio de Susan Myrick estuvo al corriente de cómo iba la producción, pero sus opiniones se las guardaba para la intimidad.

Mitchell podía ser diplomática, pero también muy franca, así que podemos decir que gran parte la amargura del verano de 1936 contra “la gente del cine” había quedado disipada en agosto de 1942, cuando Margaret le escribía a Selznick, el día 31: “Ya he visto la película cinco veces y media y la he examinado desde muchos ángulos: la música, el vestuario, los actores secundarios… y cada vez me gusta más. Al verla, me olvido de que yo soy la autora y puedo ver la película con nuevos ojos."

sábado, 30 de agosto de 2008

"Un árbol es un árbol..."

Desde que en 1911 la Bison escogiera estos paisajes, en el San Bernardino National Forest, los estudios han sido asiduos visitantes de la zona de Big Bear, en California, a unos 185 kilómetros del estudio.

Parte de The Birth of a Nation se rodó en Big Bear, muchos cineastas de renombre (Welles, De Mille, Walsh, Sirk…) encontraron sus decorados naturales ideales aquí y el valle, con su tupido bosque, serpenteantes caminos de tierra y un magnífico lago, sigue siendo un exterior apreciado tanto por el cine como por la televisión.

El equipo de Lo que el viento se llevó consideró que los altos árboles que aquí se encuentran podrían pasar por los pinos de Georgia y una unidad de rodaje, supervisada por Menzies y B. Reeves Eason, se desplazó a Big Bear para filmar el momento en que Escarlata tiene un mal encuentro con los renegados refugiados en Shantytown; la aparición providencial de Big Sam deja la cosa en un susto para ella, aunque sus atacantes no salen tan bien parados.

Dado que la secuencia entrañaba cierto riesgo, con el coche en movimiento para la huida de la señora Kennedy, una especialista suplió a Vivien Leigh, que ocupó su puesto más tarde en los primeros planos.

El viejo adagio hollywoodense de “Una roca es una roca, un árbol es un árbol: rueden en Griffith Park" (sustiyánlo por Big Bear, en este caso) se cumple una vez más. Por algo los pioneros del cine americano se enamoraron de California, cuando era un lugar ideal, por su clima y variedad de paisajes, para rodar exteriores.

viernes, 29 de agosto de 2008

El vestido de boda de mamá

La apresurada boda entre Escarlata y Charles no auguraba nada bueno, a pesar de contar con las bendiciones de ambas familias. Al fin y al cabo, eran dos chiquillos deslumbrados por lo que creían Amor (con mayúsculas). Charles apenas tuvo tiempo de desengañarse, pero sí se llevó al frente la deslumbrante imagen de su esposa en un magnífico traje de novia.

Para la película, Walter Plunkett no pudo apoyarse en la descripción del vestido en la novela, porque Margaret Mitchell sólo indica que, como no hubo tiempo para los preparativos habituales, Escarlata llevaba el de su madre.

El modelo de la barbacoa, el de las cortinas o el que Escarlata lleva a la fiesta de cumpleaños de Ashley son quizás los más recordados de entre las creaciones de Plunkett para Lo que el viento se llevó, pero el traje de novia no les va a la zaga. Es una secuencia muy corta y el plano casi no nos deja ver los detalles, pero el diseñador se esmeró en él tanto o más que en el resto de sus creaciones y fue tan minucioso como de costumbre: el estilo del vestido se corresponde con el de la época de la boda de Gerald y Ellen, diecisiete años atrás, y fue confeccionado con las medidas de Barbara O’Neil para reformarlo luego para Vivien Leigh; por eso parece demasiado largo y anacrónico, sobre todo para los especialistas en la moda del siglo XIX.

En el archivo Selznick de la Universidad de Texas en Austin se guardan el original y la réplica que se realizó décadas después. Selznick supo sacarle provecho al modelo, porque, después de que se rodara la secuencia correspondiente de GWTW en marzo, se empleó en las pruebas para la segunda señora de Winter en Rebeca y con él Joan Fontaine, esta vez sí, consiguió el papel y dejó en la cuneta, entre otras, a su hermana y a la propia Vivien.

Lo más llamativo de este vestido, confeccionado con satén de color marfil, son las hojas del mismo material, cosidas una por una, bordadas de tal manera que duplican las naturales y que rodean toda la falda; parten del centro y se separan en dos ramas; las hojas rematan el escote, mientras que las mangas terminan con una banda de satén, similar a la que ciñe la cintura.

Escarlata lleva también el velo de su madre, que es largo y de tul blanco y se sostiene con un pequeño gorro de batista blanca.

jueves, 28 de agosto de 2008

Terenci con viento

Terenci Moix, que era un cinéfilo y mitómano empedernido, además de un egiptófilo de primera, nos deja una pequeña referencia a Lo que el viento se llevó en el tercer volumen de sus inacabadas memorias, Extraño en el paraíso (1998), que comienzan en 1962:

“…un dieciocho de julio, festividad cuyo significado no supieron apreciar porque el único acontecimiento bélico que podía interesarles era el sitio de Atlanta, y aun por haberlo sufrido Scarlett O´Hara.”

miércoles, 27 de agosto de 2008

Los efectos de Gone With the Wind

Helen Taylor efectuó una encuesta entre cientos de mujeres británicas (y unas decenas de hombres) sobre Lo que el viento se llevó, sus opiniones acerca de la novela y la película y los efectos, si los hubo, en sus vidas tras la lectura de la novela o el visionado de la adaptación cinematográfica.

En Scarlett’s Women. “Gone With the Wind” and its Female Fans descubrimos algunas pequeñas historias en torno al placer de la lectura y de la experiencia de ir al cine (que tanto ha cambiado en estas últimas décadas con respecto a la liturgia de los años 30 y 40, por ejemplo).

Taylor nos lleva a conocer el efecto de un personaje como Escarlata O’Hara en mujeres de diferentes generaciones y ámbitos sociales, que la aman o la odian, que la tomaron como modelo de conducta o, al contrario, como un paradigma que debía ser evitado, pero que no fueron inmunes a la creación de Margaret Mitchell.

En sus páginas encontramos también materia para discutir diferentes temas, acontecimientos y comportamientos, algunos de ellos muy controvertidos, presentes en el libro y su adaptación cinematográfica y podemos entender un poco mejor las razones del impacto de GWTW.

No es un estudio totalmente académico ni definitivo, pero tampoco es despreciable el resultado y, como siempre, puede ser un buen punto de partida para sacar nuestras propias conclusiones sobre el fenómeno de Gone With the Wind.

martes, 26 de agosto de 2008

El humor sureño de Chevy Chase

En Fletch Lives (Fletch revive, 1989), el periodista de investigación rey del disfraz recibe la noticia de que ha heredado una mansión en Louisiana. Tras una ensoñación en la que se ve como coronel sureño rodeado de dulces beldades y un coro de esclavos cantarines digno de Jezabel, la referencia a Lo que el viento se llevó era ineludible y no tarda en llegar.

Fletch hereda también al factótum de su difunta tía, al que deja a cargo de la hacienda para ir a arreglar ciertos asuntos legales.

Cálculo le pregunta: “¿Quiere que vaya haciendo algo?”, y Fletch, empapado de ambiente sureño de siglo y medio atrás, responde: "No, gracias. Tan pronto subas el baúl al piso y te eches la siesta, podrías arreglar ese escalón y después recoger una o dos balas de algodón. Y, en mi ausencia, encárgate de que a la señorita Escarlata [“Ezcarlata”, para ser exactos] no la rapten los soldados del Norte."

(“No, not really, um... as soon as you get that trunk upstairs and have finished your nap I guess you could fix that step and jump down, turn around and pick a bale of cotton. And while I'm gone see to it Miss Scarlett stays away from the Union army, will you?”)

lunes, 25 de agosto de 2008

Tonos patrióticos

Steiner escogió Cavaliers of Dixie para comentar musicalmente algunos momentos en los que, en Lo que el viento se llevó, se hace referencia al Sur en armas y a los hombres que se aprestaban a la lucha, aunque fuera sólo provistos de arrogancia, una apreciación que le vale a Rhett un enfrentamiento con Charles en el comedor de Doce Robles.

Aunque se trata de una canción que habla de encaminarse hacia la victoria y exalta la valentía de los soldados de gris, sus tonos en la película son sombríos, ominosos, y Steiner la usa con cierta ironía: no sólo Charles no llega a entrar en combate, sino que Cavaliers of Dixie aparece de nuevo cuando Ashley disfruta de sus últimos momentos de permiso navideño y hace referencia a una posible derrota, y más tarde la oímos también cuando las tropas Confederadas se retiran de Atlanta.

La canción, con letra de Benjamin F. Porter, se basa en la melodía de Ye Mariners of England, compuesta por el inglés John Wall Callcott para un texto del poeta escocés Thomas Campbell.

"Ye Cavaliers of Dixie!
Who guard the Southern shores,
Whose standards brave the battle storm
Which o'er our border roars
Your glorious sabers draw once more,
And charge the Northern foe;
And reap their columns deep,
And reap their columns deep,
And reap their columns deep,

Where the raging tempests blow,
Where the raging tempests blow,
And the iron hail in floods descends,
And the bloody torrents flow.

Ye Cavaliers of Dixie!
Though dark the tempest lower,
What arms will wear the tyrant's chains
What dastard heart will cower?
Bright o'er the night a sign shall rise
To lead to victory!

And your swords reap their hordes,
Where the battle tempests blow;
Where the iron hail in floods descends,
And the bloody torrents flow.

The South! she needs no ramparts,
No lofty towers to shield;
Your bosoms are her bulwarks strong,
Breastworks that never yield!
The thunders of your battle blades
Shall sweep the servile foe;
While their gore stains the shore,
Where the battle tempests blow;
Where the iron hail in floods descends,
And the bloody torrents flow.

The battle flag of Dixie
With crimson field shall flame;
Her azure cross and silver stars
Shall light her sons to flame!
When peace with olive-branch returns,
That flag's white folds shall glow
Still bright on every height,
When storm has ceased to blow,
And the battle tempests roar no more;
Nor the bloody torrents flow.

O, battle flag of Dixie!
Long, long, triumphant wave!
Where'er the storms of battle roar,
Or victory crowns the brave!
The Cavaliers of Dixie!
In woman's song shall glow
The flame of your name,
When the storm has ceased to blow,
When the battle tempests rage no more
Nor the bloody torrents flow."

domingo, 24 de agosto de 2008

El viento se lleva a Fred Crane

Nos llegan tristes noticias desde Atlanta: el fallecimiento el jueves pasado de Fred Crane, el intérprete de Brent Tarleton en Lo que el viento se llevó.

Hace apenas unos meses celebrábamos con Fred su 90 cumpleaños, como uno de los miembros del reparto que todavía se encontraban entre nosotros, y hoy, con pesar, le decimos "hasta siempre". No es un adiós, porque siempre le veremos joven e inexperto cortejando a Escarlata en las primeras secuencias de GWTW.

Gone With the Wind pierde así a dos de sus actores en el espacio de un mes, porque en julio nos dejaba también Evelyn Keyes. Estas son las entradas que menos nos gusta escribir en Viento Escarlata, por lo que esperamos no tener que hacerlo más en mucho tiempo.

sábado, 23 de agosto de 2008

John Lee Mahin, guionista

John Lee Mahin, que había nacido el 23 de agosto de 1902, era un habitual de la MGM, para la que ya había escrito o colaborado en varios guiones que dirigió Fleming o protagonizó Gable: Red Dust (Tierra de pasión, 1932), Bombshell (Polvorilla, 1933), Chained (Encadenada, 1934), Wife vs. Secretary (Entre esposa y secretaria, 1936), Test Pilot (Piloto de pruebas, 1938), Too Hot to Handle (Sucedió en China, 1938)... y parecía una elección lógica para seguir con las reformas del guión de Lo que el viento se llevó.

Otros de sus trabajos incluyen los diálogos de Scarface (Scarface, el terror del hampa, 1932), el guión de Treasure Island (La isla del tesoro, 1934), Quo Vadis (Quo Vadis, 1951), Show Boat (Magnolia, 1951), Mogambo (Mogambo, 1953) o The Horse Soldiers (Misión de audaces, 1959) y aportaciones en A Star is Born (Ha nacido una estrella, 1937) y The Wizard of Oz (El mago de Oz, 1939), Woman of The Year (La mujer del año, 1942)…

Formó su compañía de producción en los años cincuenta y a mediados de los 60 Mahin dedicó sus esfuerzos a la televisión. Falleció en 1984.

Dramaturgo de vocación, hizo sus primeras armas en el mundo del espectáculo como actor, para trabajar luego como periodista y crítico cinematográfico, pero una crítica desfavorable de Marion Davies le costó el puesto (trabajaba para Hearst); escribía artículos en Nueva York cuando Ben Hecht le invitó a viajar a Hollywood y probar suerte como guionista, a principios de los años 30.

Era una práctica habitual de los estudios que el guión de una película pasara por diferentes manos, y no siempre todos los escritores obtenían crédito y en ocasiones ni siquiera sabían que había otros en el mismo proyecto al mismo tiempo.

Mahin fue uno de los organizadores del Screen Writers' Guild, pero orientó después su filiación hacia el más conservador sindicato Screen Playwrights.

Se unió a GWTW cuando Fleming se hizo cargo de la película. El escritor era partidario de usar en lo posible el guión de Sidney Howard, y estuvo trabajando en él con el director durante una semana. En un libro muy recomendable, Backstory. Conversaciones con guionistas de la Edad de Oro, Mahin recuerda, entre otras cosas, que Fleming sí se había leído el libro y lo conocía al dedillo y el momento en que no pudo más y se fue del plató; es una entrevista que no tiene desperdicio, como el resto de las conversaciones recopiladas por Pat McGilligan.

viernes, 22 de agosto de 2008

La tierra de Tara se extiende hasta California

El equipo de rodaje de Lo que el viento se llevó se desplazó en junio de 1939 a la localidad de Agoura, con el objeto de filmar planos en exteriores que iban a pasar por las tierras de Tara.

Estaba previsto que viéramos a Gerald, Wilkerson, Big Sam y los trabajadores de la plantación algo más de lo que llegó a la versión definitiva, pero estas tomas quedaron reducidas en el montaje final al “¡Dad de mano!” de Sam, sin que se utilizaran los planos con el capataz y el doble de Thomas Mitchell. También se rodó aquí la toma de Wilkerson y su amigo carpetbagger, con los veteranos de regreso al final de la guerra.

Agoura, a unos 55 kilómetros del estudio de Selznick, al pie de las montañas de Santa Mónica, fue un lugar muy apreciado por los equipos de rodaje en las primeras décadas del siglo XX. De hecho, la Paramount había adquirido terreno allí a principios de los años 20 y se había construido un “rancho” para los exteriores de sus producciones, y la zona se conoció durante unos años como Picture City, hasta que Correos decidió que necesitaba un nombre de una sola palabra para designar su oficina allí; se eligió el apellido de un conocido ranchero vasco-francés, Agoure, porque fue el más corto que se presentó y, tras un cambio en la última vocal por razones desconocidas, la localidad pasó a denominarse Agoura.

jueves, 21 de agosto de 2008

No se enseña el escote antes de las tres

Si el presupuesto lo permite, no es inusitado que se confeccionen varios vestidos del mismo modelo para una película: si la secuencia es arriesgada, el doble de acción tendrá que ir vestido del mismo modo que la estrella; también su doble de luces puede ponerse bajo los focos con el atuendo que lucirá el actor al que suple, y facilitará la tarea del equipo de fotografía, mientras la estrella se mantiene "fresca" para el rodaje; si hay que caerse en el barro, o mancharse con helado, o empaparse bajo la lluvia, o el traje queda arrugado por accidente, es muy probable que no se espere a que la ropa pase por lavandería, planchado y secado para repetir la toma…

Por estas y otras razones, existen (o existieron) diferentes copias de los trajes y vestidos usados por los actores principales de Lo que el viento se llevó, aunque la mayor parte del vestuario, como era habitual, se entregó luego a Western Costume, la firma encargada todavía hoy de vestir a los actores, ya sean estrellas, secundarios, figurantes o extras.

Del vestido verde que Escarlata se pone para acudir a la fiesta de los Wilkes se hicieron al menos dos copias más. Cuando terminó el rodaje, Selznick donó una de ellas al Museo de Arte del Condado de Los Angeles (Los Angeles County Art Museum), donde permaneció en su caja durante décadas. En los años 70, cuando se iba a hacer una exposición sobre el trabajo de Walter Plunkett, se descubrió que el paso del tiempo había deteriorado el delicado tejido hasta dejarlo inutilizado: el motivo floral se había pintado a mano sobre la muselina, y el modelo estaba hecho una ruina porque la pintura se había comido la tela. Plunkett pudo encontrar una muestra del original y recreó el vestido, que es ahora uno de los más admirados del museo. El paradero del sombrero (de paja, con un gran lazo de terciopelo verde, y empleado con modificaciones en la secuencia de "la búsqueda del doctor Meade"), está por determinar.

El vestido es de muselina blanco hueso, con los motivos florales en verde musgo, que es el mismo color del cinturón que se ata con un gran lazo por detrás y del remate del escote (ambos en terciopelo). Se trata de un modelo de tarde, que muestra más de lo que una señorita debía enseñar por la mañana, y es por ello por lo que Escarlata se cubre (por poco tiempo) con un chal de encaje blanco con motivos florales. También se deshace pronto del parasol de encaje negro y los guantes.

miércoles, 20 de agosto de 2008

A la caza del gazapo (XVI)

Escarlata sale del hospital, harta del dolor y el sufrimiento y de tener que ser ella una de las encargadas de aplacarlos, cierra tras ella la puerta principal; hay un cambio a un plano más amplio para mostrarnos lo que ve la protagonista: el pánico de la multitud que trata de escapar de la ciudad a la que se acercan las tropas enemigas.

Cuando volvemos a ver a la protagonista de Lo que el viento se llevó, apreciamos que detrás de ella hay cierto movimiento, gente que entra y sale, y la puerta queda abierta; pero, cuando se inserta un plano más cercano de Vivien Leigh para recoger la reacción de la joven ante una explosión cercana, la puerta del Hospital Militar de Peach Tree está cerrada.

viernes, 1 de agosto de 2008

Lecturas para vacaciones

Vamos a tomarnos unos días de vacaciones, pero seguro que tendremos algún momento para refrescar nuestros conocimientos sobre Lo que el viento se llevó con el repaso de alguno de estos títulos, ya citados en Viento Escarlata, u otros que estarán por venir y de los que daremos cuenta encantados.

Volveremos pronto con más anécdotas relacionadas con GWTW; el correo y los comentarios siguen a disposición de los lectores.

La recopilación bibliográfica mensual:
David O. Selznick's Hollywood, por Ronald Haver.
Lo que el viento se llevó/Robin de los Bosques, por Javier Coma.
Memo from David O. Selznick, de Rudy Behlmer.
Selznick's Vision: "Gone With the Wind" & Hollywood Filmaking, de Alan David Vertrees.
The Complete "Gone With the Wind" Trivia Book, por Pauline Bartel.
Margaret Mitchell's "Gone With the Wind" Letters, 1936-1949, compilado por Richard Harwell.
Road to Tara, por Anne Edwards.
George Cukor, por Patrick McGilligan.
"Gone With the Wind" on Film: A Complete Reference, por Cynthia Marylee Molt
A Child of the Century, de Ben Hecht
Margaret Mitchell & John Marsh: The Love Story Behind "Gone With the Wind", por Marianne Walker.
They Still Call Me Junior, de Frank Coghlan, Jr.
Long Live the King, por Lyn Tornabene.
Vivien Leigh, de Hugo Vickers.
The King: A Biography of Clark Gable, por Charles Samuels.
A Quite Remarkable Father, por Leslie Ruth Howard.
Showman: The Life of David O. Selznick, por David Thomson.
Margaret Mitchell of Atlanta, de Finis Farr.
Stuntman, por Yakima Canutt.
Feminidad y mascarada en "Lo que el viento se llevó" y "Jezabel", de Eva Parrondo-Coppel.
Narración, tiempo y cohesión del relato en “Gone With the Wind”, de Vicente J. Benet.
Vivien: la vida de Vivien Leigh, por Alexander Walker.
The Filming of “Gone with the Wind”, por Herb Bridges.
Hollywood Be Thy Name, por William Bakewell.
Hattie: The Life of Hattie McDaniel, por Carlton Jackson
Hattie McDaniel: Black Ambition, por Jill Watts.
Tara Revisited, por Malcolm Vance
The Oliviers, por Felix Barker
Hitchcock y Selznick, por Leonard J. Leff
The Complete "Gone With the Wind" Sourcebook: The Complete Guide for Every Fan, por Pauline Bartel
Looking for Tara: The "Gone With the Wind" Guide to Margaret Mitchell's Atlanta, de Don y Kay O’Briant,
In Search of My Father, por Ronald Howard
Strange Tales of "Gone With the Wind", de Norman Shavin y Austin McDermott
The Story of "Gone Wind the Wind", por Bob Thomas
Selznick: The Man Who Produced "Gone With the Wind", por Bob Thomas
The Selznick Players, de Ronald Bowers
Scarlett O’Hara’s Younger Sister y I’ll think about that Tomorrow, por Evelyn Keyes
A Celebration of "Gone With the Wind", por Adrian Turner.
George Cukor, por Augusto M. Torres.

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