sábado, 11 de octubre de 2008

Plantaciones cercanas

En la ficción, Tara y Doce Robles no estaban muy lejos; eran dos edificios de concepción diferente, como lo eran las personalidades de Gerald O’Hara y la de los Wilkes.

La adaptación cinematográfica de Lo que el viento se llevó embelleció la casa de Escarlata (que en la novela se describe sencilla, sin columnas, sin un plan arquitectónico definido) y el estudio se superó a sí mismo con un Doce Robles absurdo, pero con el necesario esplendor para dejar huella en la mente del espectador, pues esa magnificiencia no volverá a verse en la película.

Selznick excusó las libertades artísticas tomadas en ambas viviendas razonando que los habitantes de Clayton County y Atlanta, que sabían muy bien que tales mansiones no habían existido tal y como Hollywood las mostraba, formaban un pequeño porcentaje del público de la película y sabrían perdonar las exageraciones realizadas para dar idea del Sur antes de la caída. Ya habría tiempo para mostrar la decadencia.

Durante el rodaje, la fachada de Tara estaba unos centenares de metros más allá del estudio donde se construyeron el vestíbulo y las habitaciones de Doce Robles, cuyo exterior nunca existió.

La parte delantera de la casa de Escarlata permaneció durante muchos años en el mismo lugar, sujeta a las inclemencias del tiempo; aunque no fue usada jamás para otra película, su valor simbólico era demasiado para que nadie se decidiera a desmantelarla, pero tampoco nadie se preocupó de mantenerla en un estado decente.

La señora Talmadge, ex esposa de un senador por Georgia, compró la fachada en 1979 y la trasladó a su propia plantación, Lovejoy, en Jonesboro, a la que consideraba como inspiración de Margaret Mitchell para Doce Robles, porque familiares de la autora de Gone With the Wind habían vivido en las cercanías.

Betty Talmadge no tenía reparos en decir a sus invitados que parte de la película se había filmado en Lovejoy, pero eso no es cierto, si bien es posible que el equipo de la película, en sus viajes de investigación, tomara algún que otro elemento de la casa. Podemos ver una foto de Lovejoy en la portada del libro de cocina sureña que escribió la señora Talmadge.

También es muy probable que Margaret Mitchell, al escribir su novela, se inspirara en la antigua plantación de su familia por parte materna, Rural Home, para crear Tara. Lo que quedaba de la casa de los Fitzgerald también fue a parar a Lovejoy, asimismo en un estado ruinoso.

Así, de alguna manera, volvieron a estar cercanas, por un breve espacio de tiempo, las casas de los O’Hara y los Wilkes…

2 comentarios:

G. K. Dexter dijo...

Caveat, espero disfrutar contemplando ambas cuando visione el DVD. Después de haber visto hace años la película no una sino varias veces, las que la pusieron por televisión, tus periódicos comentarios me han empujado a adquirir la caja del aniversario. En cuanto encuentre el tiempo necesario (ese que como alguien dijo deberían vender junto con los libros) me arrellanaré cómodamente en mi salón-cine para asistir a una sesión privada "only for my eyes".

Un saludo cinéfilo.

P.D.: no he olvidado lo del libro de Leslie Howard...

caveat emptorium dijo...

Hola,
Que conste que no llevo comisión en las ventas del dvd... ;-)
Aunque no se puede comparar a la experiencia de ver la película en una sala de cine (no sólo por el tamaño de la pantalla, sino por la "magia" del visionado colectivo), los cuatro discos son una delicia; sobre todo porque agrupan material que de otro modo siempre estaba disperso por la videoteca, je, je...
Lo peor es que no se hayan dignado subtitular el comentario de Behlmer, una mala costumbre que a lo mejor se subsana en próximas ediciones (ahora toca Blue Ray, ¿no?)

Saludos

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