jueves, 10 de julio de 2008

Sam Wood, director

Sam Wood, el tercer director en ponerse al mando de Lo que el viento se llevó, nació el 10 de julio de 1883; antes de entrar en el mundo del cine, trabajó como agente de la propiedad inmobiliaria y en la construcción de oleoductos; luego actuó en varias películas mudas con el nombre de Chad Applegate, fue ayudante de dirección de Cecil B. De Mille y debutó en la dirección en 1920 con Double Speed (Relámpago).

Dirigió a los hermanos Marx en dos ocasiones: A Night at the Opera (Una noche en la ópera, 1935) y A Day at the Races (Un día en las carreras, 1937).

A pesar de haber dirigido a importantes estrellas y firmar el éxito Goodbye, Mr. Chips (Adiós, Mr. Chips), el mismo año en que colaboró en GWTW, no fue hasta los años 40, como independiente, cuando adquirió relativo renombre, con películas como Kitty Foyle (Espejismo de amor, 1940), Our Town (Sinfonía de la vida, 1940), Kings Row (Kings Row/Abismos de pasión, 1942), Command Decision (Sublime decisión, 1948)..., o las que protagonizó Gary Cooper: Pride of the Yankees (El orgullo de los yanquis, 1942), For Whom The Bell Tolls (Por quién doblan las campanas, 1943), Casanova Brown (Casanova Brown, 1944) y Saratoga Trunk (La exótica, 1946).

Wood, un director capaz de dar dignidad a un guión mediocre, concienzudo y apto tanto para la comedia como para el melodrama, no se ganó muchas simpatías entre sus colegas debido a su actividad política: Si bien su autoritarismo en los platós quedaba compensado por los buenos resultados que obtenía, aunque fuera a base de repetir toma tras toma hasta que sacaba lo mejor de los actores, su posición política se puede calificar de fanatismo sin remedio; obsesionado con denunciar la presencia de comunistas en la industria, su testamento incluía una cláusula que obligaba a sus herederos a jurar que no habían sido ni eran comunistas para poder recoger sus legados. El director murió de un ataque al corazón en 1949.

Pero tratemos de olvidar esas vehemencias fruto de la época y disfrutemos del trabajo del prolífico Samuel Grosvenor Wood, que gozó de la confianza de Selznick para suplir a Fleming, primero, y luego para seguir en la dirección de GWTW de igual a igual, aunque no pudo concederle el crédito que el productor creía que se merecía.

Wood (que solía dar como indicación a los actores el enigmático consejo de "salga ahí y véndales un cubo de almejas") fue responsable, entre otras, de la secuencia de la llegada de Escarlata a Tara desde la sitiada Atlanta, de la de la muerte del desertor, de la de las cortinas, de la del relato de Mammy a Melania en las escaleras de la casa de los Butler…

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