lunes, 12 de mayo de 2008

Escarlata, Melania y el desertor

Fleming seguía ausente del rodaje de Lo que el viento se llevó, aunque se le esperaba en unos días, y Sam Wood pasaba de un interior a otro sin demasiados problemas. Entre el 10 y el 15 de mayo se filmó la secuencia de la muerte del desertor, uno de los episodios que Sidney Howard había abogado por suprimir completamente de la película, pero que nos parece fundamental para mostrar el carácter tanto de Escarlata como de Melania.

El actor Paul Hurst le puso cuerpo, rostro y voz amenazante al intruso en Tara pero, para el momento en que rueda por las escaleras tras el disparo a bocajarro de Escarlata, fue requerido el buen hacer del especialista Frank Fawcett. Vivien Leigh apunta en el relato “oficial” de su experiencia en GWTW (que se incluía en el folleto publicitario del estreno) que tanto ella como Olivia, por la tensión del momento y el realismo de la caída repetida una y otra vez, no estaban para muchos sustos aquellos días.

Pero hubo, sin embargo, ocasión para relajarse: todo el equipo técnico estaba esperando la aparición de Olivia, ya que el guión requería que se despojara del camisón para envolver la cabeza sangrante del cadáver. Los rumores apuntaban a que la actriz no iba a llevar otra prenda debajo, por lo que el estudio se vio abarrotado de gente a la expectativa. La desilusión fue general cuando todos pudieron comprobar que de Havilland dejaba caer su camisón, sí, pero no se había olvidado de ponerse una blusa y unos pantalones remangados hasta las rodillas. Los rigores de la guerra habían dejado a Melania sin un amplio “fondo de armario”, pero Olivia no estaba falta de recursos… ni de ingenio.

Vivien tuvo un poco más de trabajo cuando le tocó arrastrar el cuerpo, que pesaba el doble que ella. Aun con la cooperación subreptícia del actor, cada tirón de Leigh sólo les hacía avanzar un par de centímetros, y tenían que recorrer un largo camino, porque estaba previsto que se viera que Escarlata se llevaba el cadáver fuera de la casa. Probaron con un muñeco, pero no era nada realístico y Hurst ocupó de nuevo su lugar yacente. Wood decidió cambiar la colocación de la cámara para que Leigh sólo tuviera que arrastrar al desertor un par de metros. Lo consiguió. Podía irse a descansar al camerino, agotada como tantos otros días, pero con la satisfacción del deber cumplido.

La repetición de las tomas tuvo otro efecto secundario en Paul Hurst, que ofrecía un aspecto horripilante con la cara ensangrentada; el departamento de maquillaje pensaba en todo y la sangre artificial que se usaba en Gone With the Wind tenía sabor a frambuesa, para evitar un mal gesto si se probaba accidentalmente. Hurst quedó bastante harto y es posible que tardara su tiempo en volver a comer nada que llevara un gramo de frambuesa…

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