lunes, 10 de marzo de 2008

Haller reemplaza a Garmes

Victor Fleming llevaba poco más de una semana al frente de Lo que el viento se llevó y la película parecía haber tomado velocidad de crucero. Pero Selznick no estaba contento del todo con lo que veía y en estos días de 1939 tomó una decisión que significaba la sustitución de otro importante miembro del equipo, Lee Garmes, por otro no menos valioso, Ernest Haller, como responsable de la dirección de fotografía.

Las versiones sobre la razón del cambio discrepan en los pequeños detalles pero apuntan a una misma dirección: el productor, aunque apreciaba el trabajo de Garmes, creía que la película necesitaba una fotografía más “violenta”, no con los tonos suaves que estaban obteniendo hasta entonces. Garmes, que había llegado a Hollywood a tiempo para estar tras la cámara en algunas de las pruebas de Vivien Leigh, rodó todo lo dirigido por Cukor, parte de lo de Fleming a comienzos de marzo e incluso preparó la iluminación para la toma de Escarlata en medio de los heridos, explicaba que estaban utilizando un nuevo tipo de negativo que brindaba esos colores no tan rechamantes que reclamaba Selznick.

Ernest Haller tomó el relevo para el resto de la película. Entre sus trabajos más recientes contaba Jezebel (Jezabel, 1938) la película de William Wyler de ambiente sureño (aunque situada cronológicamente antes de los sucesos que narra GWTW) con Bette Davis como heroína caprichosa, lo que pudo llevar a Selznick a inclinarse por él para hacerse cargo de la fotografía.

Lo curioso es que Haller no tenía ninguna experiencia con el Technicolor, pero no cabe duda de que aprendió pronto. De hecho, eran muy pocos los directores de fotografía con práctica en el nuevo sistema por aquellas fechas, así que todos estaban más o menos en la misma situación… y toda ayuda era bienvenida. Los “veteranos” en estas lides, como Ray Rennahan, asesoraban a los directores de fotografía titulares, con la omnipresente Natalie Kalmus como juez última de la calidad de los planos (según su criterio, claro).

Por suerte, tanto Garmes, como Haller, Rennahan y el resto del equipo de fotografía hicieron más caso a las directrices marcadas por la concepción visual de Menzies y la visión de Selznick que a los veredictos de la señora.

Haller supo darle al productor los tonos que quería, combinando los colores pastel que había conseguido Garmes con elecciones más dramáticas, resplandores y sombras… que componen un compendio de lo que podía hacerse con el Technicolor hasta entonces.

Tras la boda y la viudedad de Escarlata, Fleming y Garmes habían filmado la mitad de la secuencia de la biblioteca de Doce Robles. Haller comenzó con la llegada de los O’Hara a la plantación de los Wilkes. Aún quedaba mucho camino por delante...

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